Arte rupestre del valle del Trubia
Artículo puesto en línea el 1ro de abril de 2006
última modificación el 1ro de octubre de 2006

por Prenseru

 Los primeros pasos artísticos del hombre del Nalón medio

 Dos publicaciones ponen de actualidad el arte rupestre del valle del Trubia

1/4/2006

La Nueva España

Los primeros pasos artísticos del hombre del Nalón medio

Oviedo
El conjunto de representaciones artísticas del valle del Trubia lo convierte en uno de los escasos lugares de la cornisa cantábrica donde es visible una continuidad artística. Además de los grabados lineales del Conde, lo que se conoce como primer horizonte gráfico del Nalón, es decir, las primeras representaciones artísticas realizadas por humanos, se puede admirar el siguiente paso dado por el hombre prehistórico en cuanto a expresión gráfica. Aparece así el segundo horizonte, representado por los grabados zoomorfos de las cuevas de Los Torneiros y Santo Adriano.
Esos dos tipos de manifestación artística los localiza y describe también Fortea en la cueva de La Viña, en el cauce medio del Nalón. En esa coincidencia ve el profesor la unidad y relación de la población de la zona del Nalón en el Paleolítico Superior y su formalización del lenguaje gráfico.

Pero este vínculo parece más amplio y, según los expertos, va más allá del Nalón. El grabado ancho y profundo en paneles exteriores, y la reducción de la silueta son, junto a otras, características halladas en otros paneles de la cornisa.


1/4/2006

La Nueva España

Dos publicaciones ponen de actualidad el arte rupestre del valle del Trubia

Los grabados lineales de la cueva del Conde y las figuras zoomorfas del abrigo de Santo Adriano subrayan el interés artístico de la zona

Oviedo, M. S. MARQUÉS

La cueva del Conde es desde primeros de siglo referencia obligada a la hora de hablar de arte rupestre en la cuenca del Trubia. Con el paso del tiempo se han ido uniendo otros yacimientos con manifestaciones artísticas propias del Paleolítico Superior, como han sido la cueva de Los Torneiros y el abrigo de Santo Adriano. A ellos hay que sumar el descubrimiento el pasado año de otros dos lugares, próximos a Los Torneiros, también con grabados animales típicos de las estaciones rupestres del Paleolítico.

Aunque el arte parietal del valle del Trubia presenta características de sumo interés para los investigadores, siempre ha pasado más desapercibido quizá por el gran atractivo que para el ciudadano presentan otro tipo de cuevas con pinturas mucho más divulgadas. A pesar del olvido, en los últimos años se ha venido prestando más atención a la zona, lo que se intensifica con los últimos hallazgos.

No cabe duda del interés de los grabados del cauce del Trubia y prueba de ello son las recientes publicaciones de dos de sus yacimientos más importantes. El equipo encabezado por Gema Adán y Juan Luis Arsuaga, directores del proyecto «Estudio Arqueológico de la cueva del Conde, en Santo Adriano», acaban de editar en la revista de prehistoria y arqueología «Zephyrus» de la Universidad de Salamanca una reseña sobre el grafismo rupestre paleolítico de la cueva del Conde. El texto hace un recorrido por la historia de la cueva desde su descubrimiento por el conde de la Vega del Sella, a comienzos del siglo XX, para señalar a continuación los estudios llevados a cabo por distintos investigadores. Uno de ellos, Jordá, consideró las representaciones lineales de la gruta como el primer arte asturiano. Más tarde, Fortea y De la Rasilla realizaron estudios cronológicos de los grabados partiendo de la base de que estuvieron cubiertos por sedimentos arqueológicos.

El trabajo de Arsuaga y Adán realiza una descripción detallada de los conjuntos gráficos localizados en la cueva, haciendo hincapié en que se trata siempre de representaciones lineales, unas veces en plano vertical y otras horizontal. La longitud de las líneas es variable, según los conjuntos, y puede ir desde los 3 a los 40 centímetros. La observación y el análisis de la superficie caliza de las paredes de la cueva ha dado pie a los investigadores a plantearse la existencia de dos zonas claramente definidas que muestran dos sectores artísticos netamente delimitados.

La cueva del Conde dista sólo 1,4 kilómetros del abrigo de Santo Adriano y se encuentra en la misma margen del río. De Santo Adriano se ocupa el estudio que Javier Fortea publica en Munibe, boletín de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Titulado «Los grabados exteriores de Santo Adriano», describe y analiza uno a uno los grabados y los compara con otros de la misma época localizados a lo largo de la franja cantábrica.

Las figuras de animales, entre las que se aprecian ciervas, caballos, cabras y bisontes, algunos incompletos, son numerosas y «tienen una gran simplicidad formal, pero dotada de una fuerte expresividad». Las ciervas son las más abundantes y se representan de forma estática.