En el nombre del texu

Una veintena de colectivos ecologistas y culturales reclama al Principado protección y salvaguarda para este árbol, tótem de la vida rural

Artículo puesto en línea el 2 de abril de 2007
última modificación el 6 de abril de 2007

por Prenseru

02/04/2007 - Nº 1595 www.lne.es

ORIENTE

En el nombre del texu

Una veintena de colectivos ecologistas y culturales reclama al Principado protección y salvaguarda para este árbol, tótem de la vida rural

Desde tiempo inmemorial, los antepasados se reunieron al pie de los texos para celebrar concejos y reuniones. El viejo texu fue emblema de sabiduría y buena vecindad desde el mismo centro de los pueblo y es ahora todo un símbolo de país y paisaje, de la gente y del territorio. Veintiséis colectivos ecologistas y culturales celebraron ayer un conceyu abiertu alrededor del texu de Abamia, en defensa de estos genuinos árboles, patrimonio de gran valor.
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Bertu Álvarez Peña sopla un cuerno, convocando al conceyu bajo el texu de Abamia.
j. pandal

Abamia (Cangas de Onís), Daniel BÁRBARA
Bajo la sombra del texu de Abamia (Cangas de Onís), representantes de veintiséis grupos y asociaciones ecologistas y culturales celebraron ayer un conceyu abiertu para «requerir» al Gobierno del Principado de Asturias «la protección inmediata y efectiva» de los tejos de iglesia de los pueblos y aldeas de toda la geografía asturiana, así como la de los texedales silvestres, que, al igual que los árboles seculares, sufren «un crecimiento deteriorado y una preocupante falta de regeneración».
Los colectivos firmantes «exigen» a los responsables de Medio Ambiente y de Cultura de la Administración regional la defensa de este patrimonio, además del cumplimiento de una serie de cuestiones: la protección urgente de las tejedas silvestres, con especial atención a las existentes en la sierra del Sueve, que presentan graves alteraciones y erosión como consecuencia principalmente de la presión de los animales herbívoros, el desarrollo de todos los puntos del plan de manejo del tejo y la elaboración de un catálogo general para que las tejedas silvestres y los tejos de iglesia estén protegidos. Y, por último, el control exhaustivo de las obras junto a los tejos para evitar la irremisible pérdida de este patrimonio único.

En el «país de los árboles» que en un tiempo fue la vieja Europa, cada aldea, pueblo o ciudad tenía un árbol situado en el mismo centro del lugar. Un lugar donde los vecinos se reunían para tomar las decisiones, hacer la ley y la justicia o celebrar la fiesta. Este árbol era venerado como un verdadero santuario, como alma y representación del territorio, de la sociedad y del mundo. Asturias, al igual que las regiones hermanas del Arco Atlántico, tuvo al texu como árbol testigo, y, pese a las obras y maltratos de todo tipo, muchos de estos árboles de conceyu sobreviven en penosas condiciones. Los tejos junto a iglesias y ermitas, palacios y casonas sufren «un deterioro sin precedentes» por las frecuentas obras y rehabilitaciones, que ocasionan «su muerte o agonía prematura», como en los casos del tejo de «Villa Magdalena», en Oviedo, de San Martín de Valledor o San Pedro de Villanueva. Texos centenarios, siempre graves y silenciosos, que recogen en su memoria la historia de varias generaciones pasadas.