Lo que puedo decir es que me parece impresentable que estas
adjudicaciones de obras de restauración se saquen a subasta o se adjudiquen
simplemente al mejor postor, sin tener en cuenta la profesionalidad o la
experiencia -valorando si la experiencias previas son buenas o malas,
naturalmente-, como parece que es este el caso (tengo oído que la empresa
adjudicataria es de mantenimiento de jardines y zonas verdes o algo por el
estilo y no especializada en trabajos de hórreos o siquiera de madera, pero
es sólo un rumor que habría que confirmar).

Que sean los propios vecinos los que tengan que leerle la cartilla a
Consejería ya es demasiado, sobre todo cuando Consejería se muestra tan
suspicaz para aquellos proyectos de restauración que le proponen otros
dueños de hórreos a título individual. En cualquier caso, que exista una
tensión y falta de confianza entre la empresa restauradora y los dueños de
los hórreos me parece un gravísimo problema que hay que atajar rápidamente.

No se puede consentir que unos trabajen a disgusto, o que otros vean cómo
valiosos objetos de su patrimonio son maltratados pasando además por encima
de la legislación al respecto. Porque el resultado más previsible sería
entonces el de una auténtica chapuza.