El hórreo conquista el Caribe

El uso que se les da hoy en día a las construcciones típicamente asturianas es puramente ornamental, ya sea como habitaciones de huéspedes, como cenadores o como zonas de esparcimiento dirigidas a los niños.

Artículo puesto en línea el 19 de julio de 2007
última modificación el 7 de agosto de 2007

por Prenseru

14/7/07 www.lne.es ...

El hórreo conquista el Caribe

El Centro Español de Santiago de los Caballeros luce la típica construcción asturiana, hecha en Tineo

Labores de montaje del hórreo, en el Centro Español de Santiago de los Caballeros.

Tineo,
Alejandro ÁLVAREZ

A nadie se le escapa que el hórreo es una figura única e indiscutible del paisaje asturiano. Al menos, así lo era hasta ahora. Desde hace unas semanas, el Centro Español de la populosa ciudad caribeña de Santiago de los Caballeros, en la República Dominicana, cuenta con una de estas peculiares construcciones.

José Francisco Pérez, máximo responsable de la empresa Structumad, afincada en el polígono industrial de La Curiscada, en el concejo de Tineo, ha sido el encargado de llevar este «trocín» de Asturias allende los mares. «Nuestra actividad principal es la fabricación de hórreos y paneras, y constantemente leemos en la prensa regional noticias sobre el descenso de su número, sobre litigios o denuncias por quitar unos o dejar caer otros, noticias sobre lo típicos, curiosos y representativos que son de nuestra cultura y cómo algunos se están deteriorando y otros cayendo. Nosotros hacemos todo lo contrario. Construimos, exportamos y difundimos nuestra cultura», destaca Pérez.

Por sí solo, sería digno de mención decir que una joven empresa asturiana se dedica a la restauración y construcción de hórreos y paneras de forma totalmente tradicional (roble y castaño), sin recurrir a la utilización de pino, maderas tropicales ni maderas laminadas o alistonadas. Pero lo sería aún más que no sólo se hacen con destino Asturias, sino que también se construyen fuera de la región para gente de origen asturiano y, en algún caso, sin siquiera existir relación alguna entre el cliente y la región. Aunque, ciertamente, el encargo recibido de la ciudad dominicana ha supuesto un hito para la firma tinetense.

Y es que resulta bastante chocante ver levantar un hórreo en pleno Caribe, tan lejos del húmedo y frío Cantábrico. «Quién nos iba a decir a una empresa asturiana con actividad principal en la fabricación de hórreos y paneras que un buen día tendríamos que estar al corriente de todo lo que supone exportación marítima a un país tercero no comunitario donde hay que tener en cuenta estándares como B/L, parking list, certificados de fumigación, certificados de origen, Incoterms, que si Cif o Fob, etcétera)», recuerda José Francisco Pérez, ahora ya a toro pasado.

Todo empezó, rememora este empresario, hace ya más de un año, cuando le fue solicitado el presupuesto desde el Centro Español en la República Dominicana. «Algunos de los socios asturianos sugirieron que Asturias, como otras regiones, también debía tener una construcción típica que la representara dentro del Centro. Era una manera más de estar en contacto con sus raíces y el paisaje típico de su tierra», comenta.

El encargo no cayó en saco roto. «Se barajaron varios presupuestos, en función de características, transporte, fechas y tamaños, y al final se optó por un hórreo de 4 por 4 metros de caja, medida exterior de corredores de algo más de 5,5 metros y alero cercano a los 6,5 por 6,5». Un hórreo, añade el empresario tinetense, «de tamaño muy común y proporcionado, totalmente tradicional, como no podía ser de otra forma, con todos sus componentes hechos y fabricados con materiales nobles de origen asturiano de nueva fábrica y exportados desde Asturias. Hasta los pegollos y muelas son asturianos, y las piezas de madera, desde la primera a la última», insiste.

El traslado y montaje también tuvieron su miga, como no podía ser menos. Una vez el contenedor marítimo llegó a su destino, tras surcar el Atlántico, con todo el hórreo desarmado, 884 piezas, se iniciaron los trabajos de montaje, nivelado de pegollos, escuadras, etcétera. «Pueden imaginar la cara de asombro y perplejidad del personal dominicano y haitiano que nos ayudó en el montaje, ante la visión de tan raro edificio que ante ellos se empezaba a vislumbrar», comenta. Y es que los caribeños nunca habían visto una construcción semejante por aquellos lares.

Tal es así que para facilitar las labores de montaje se colocaron fotos del hórreo ya terminado e isometrías animadas en diferentes fases del montaje, para cerrar interrogantes sobre cuál sería el posible resultado final. Toda la construcción se realizó en un plazo de una semana. «Tuvimos mucha suerte con el tiempo, pues a pesar de estar padeciendo un mes de tormentas, con temperaturas altas y lluvias, durante el tiempo que duró el montaje disfrutamos de días muy calurosos, aunque la lluvia hacía acto de presencia puntualmente todas las tardes, a eso de las cinco, por lo que no nos quedaba más remedio que dar por finalizada la jornada laboral», afirma Pérez, quien, y para concluir, dijo que espera que el hórreo supere las fuertes tormentas tropicales y permanezca muchos años representando a Asturias.

El resultado a la vista está. Un hórreo poderoso luce bajo el sol caribeño, a varios miles de kilómetros de su Tineo «natal».


19/7/07 www.lne.es ...

El precio de la construcción oscila entre los 10.000 y los 75.000 euros

José Francisco Pérez, en su taller de La Curiscada.

Hasta el momento, al margen de la aventura caribeña, la empresa tinetense Structumad ha recibido solicitudes para instalar hórreos en Madrid, Galicia, Barcelona, Málaga y Cantabria. El uso que se les da hoy en día a las construcciones típicamente asturianas es puramente ornamental, ya sea como habitaciones de huéspedes, como cenadores o como zonas de esparcimiento dirigidas a los niños.

El precio de estos hórreos oscila entre los 10.000 euros y los 75.000, dependiendo únicamente del tamaño, ya que los materiales que se emplean son siempre los mismos (castaño y roble). Como se hacían antaño.

La idea de dedicarse a la construcción de hórreos y paneras le vino a José Francisco Pérez hace unos diez años, a raíz de las numerosas solicitudes de restauración recibidas por su empresa. Dado el gran éxito, José Francisco comenzó a sopesar la idea de dedicarse exclusivamente a la instalación de hórreos de nueva construcción. «Decidí poner en valor los conocimientos de arquitectura que tengo. Los diseños se hacen por ordenador, pero el trabajo es puramente manual», comentó en su taller de La Curiscada.

Una colonización inofensiva

Con vistas al futuro, este joven empresario no oculta que le gustaría recibir ofertas de centros españoles o asturianos de otros puntos del planeta. Una novedosa e inofensiva forma de colonizar con una de las imágenes totémicas de Asturias. Y es que son tiempos donde los expertos en etnografía ya reivindican un Museo del Hórreo, como el aprobado recientemente en el concejo de Ribera de Arriba. Y es que este municipio, enclavado en el centro de Asturias, conserva en uno de sus pueblos, Bueño, alguno de los mejores exponentes de esta construcción tan asturiana.

El modelo clásico, denominado de teja, es, con diferencia, el más abundante en toda Asturias, si bien las techumbres presentan variaciones en algunas partes de la región. Así, en el Occidente es habitual encontrar techos de pizarra y en puntos del occidente, como Cangas del Narcea y Salime también los hay vegetales.

El hórreo de la República Dominicana responde al esquema clásico, como no podía ser de otra forma, por ser el primer embajador del patrimonio etnográfico asturiano en el Caribe. El paso de los años dirá cómo el castaño y el roble asturianos afrontan el embate de las lluvias tropicales.