Un plan para el castaño
Artículo puesto en línea el 16 de julio de 2007
última modificación el 7 de agosto de 2007

por Prenseru

16/7/07 www.lne.es ...

Un plan para el castaño

JOSÉ DE ARANGO

Era costumbre en las caserías asturianas, cuando había muchas y predominaban las que no tenían capacidad para sostener más de media docena de vacas, que ante la necesidad de realizar cualquier obra de mejora o comprar un apero nuevo, se optara por vender la madera de un monte del patrimonio familiar. Era un dinero que venía a solucionar problemas casi siempre acuciantes. Y si el monte era de castaño, mucho mejor, porque solía tener muy buena aceptación por parte del maderero de turno. Pero llegó el eucalipto, que lo invadió todo, y pasó lo que todo el sector rural sabe muy bien.

El castaño sufrió en Asturias una plaga que diezmó miles de ejemplares. La filoxera atacó con saña, y como ante esa enfermedad nada se puede hacer -y si se podía no se hacía-, pues nuestros bosques de castaño han ido subsistiendo más a impulsos de las propias leyes de la naturaleza que por los cuidados recibidos. Con la reconversión del sector agropecuario, las plantaciones de eucaliptos fueron las preferidas a la hora de elegir el dedicar tierras de un día de labrantío, pero ya sin cultivar, a explotaciones forestales. Por otra parte, una gran mayoría de las aserrerías, que eran las que le daban un valor añadido al castaño, fueron cerrando por imperativos del mercado.

La hasta ahora Consejería de Medio Rural, que en los últimos cuatro años ha capitaneado Servanda García, que comenzó su carrera política como brillante alcaldesa de Vegadeo, había decidido prestar la máxima atención al castaño, un árbol ciertamente noble, tomando como base de actuación, para empezar, el parque de Redes. Y, naturalmente, hay previstas unas inversiones que, para empezar, parece que no están nada mal. Aunque el punto de arranque es Redes, parece probable que la experiencia que se obtenga de este plan inicial se exporte a otras comarcas de Asturias donde el castaño es árbol tradicional, goza de un justo reconocimiento general por sus excelentes cualidades para la transformación, especialmente para el sector del mueble, en el que su madera está situada a la cabeza de las preferencias de los profesionales.

Es mucho lo que habrá que trabajar para recuperar la riqueza del castaño en Asturias. Este árbol se desarrolla en parajes a los que actualmente resulta impracticable el acceso y, aunque es madera muy bien cotizada en el mercado, su corta y transporte suponen un esfuerzo económico que a la larga no siempre resulta atractivo para los industriales de la madera, pese a que la demanda suele superar siempre a la oferta. Pero el castaño, una vez aserrado, necesita un largo proceso de secado natural, en recintos bien ventilados, y eso también encarece el proceso. La recuperación de los montes de castaño llevará implícita también una importante inversión en materia de vías de acceso a los bosques. El abandono de la actividad agraria y ganadera de muchas de nuestras caserías trae como consecuencia que los caminos estén ya impracticables y a la hora de reabrir las pistas ya ni se sabe por dónde iban las sendas antiguas.

Si por fin van a llegar ayudas para sostener el medio rural, para que se fije población en el mismo y no acabe todo abandonado a excepción de las grandes concentraciones ganaderas, se supone que tendrá preferencia la recuperación de esos viejos caminos por los que ya no se pasa ni siquiera a recoger un cesto de castañas allá por la seronda. En Cangas del Narcea se puso en marcha una iniciativa de aprovechamiento y tratamiento del fruto del castaño y parece que les va muy bien. En principio, cuando en el área suroccidental del Principado se quiere organizar un amagüestu de cierta entidad hay que recurrir a viajar hasta la villa canguesa para comprar los sacos de castañas necesarios. Uno ya ha vivido esa experiencia en varias ocasiones y siempre encontró un buen producto y a unos precios nada avariciosos.

A esta iniciativa que había puesto en marcha la Consejería de Servanda sería sumamente interesante que se uniesen también corporaciones municipales, empresarios del sector, propietarios de montes, asociaciones vecinales y todas aquellas entidades que tengan alguna relación con el sector agrario. Entre todos se podrían perfectamente incentivar acciones para recuperar toda esa red de caminos que sirven de acceso a nuestros montes de castaño. Este árbol, como cualquier otro, necesita atenciones para su normal desarrollo. Hay que podar las cañas que se van secando. Hay que vigilar los añales para que no sean chupones y no quiten fuerza al árbol principal; y es preciso eliminar las matas, que son muy numerosas y que todas juntas no llegarán a desarrollarse con normalidad, por lo que no llegarían más que a servir para poner mangos a la azada o a otro apero de labranza. No servirían, por su proliferación, ni a ser aptos para puntales, que diría un maderero.
Se ha llegado actualmente a una situación en la que el amo y señor es el eucalipto. Se desarrolla con rapidez y muy pronto sirve para mandar para la papelera de Navia, con lo que se saca en diez o doce años un pingüe rendimiento de la plantación. Ésta es posiblemente la causa principal del abandono en que ha quedado sumido el castaño en las últimas décadas. Y es que el castaño y sus castañas están totalmente marginados porque se le considera lento a la hora de ofrecer un resultado económico. No se pensó en el mañana y se buscó algo que solucione o alivie la economía de hoy mismo. Y el resultado es bien claro. El castaño vive totalmente abandonado a su suerte. Si ha subsistido es porque la naturaleza es muy sabia. Y porque este noble árbol ha sabido buscar su savia para vivir.

En Redes se ha puesto en marcha un proyecto que puede ser lento, pero del que la riqueza forestal de Asturias está sumamente necesitada. Si va a llegar a los pueblos una ayuda económica para sostener el medio, parece fundamental que el castaño sea uno de los objetivos principales de actuación. El sector cuenta ya con maquinaria especializada para que en una sola jornada se puedan recuperar, con el apoyo de todos los implicados, muchos caminos que conducen a nuestros «castañeos». Es desolador contemplar cómo muchos castaños están invadidos por escayos desde su base hasta más arriba de las ramas por las que suelen abrirse los «arizos» para ofrecernos su fruto cuando llega el otoño. Pero ahora la propia Consejería de la cosa ha sido reestructurada y fusionada con medio ambiente, por lo que nadie sabe muy bien lo que va a ocurrir.