Llega el horreísmo
Artículo puesto en línea el 23 de noviembre de 2004
última modificación el 18 de julio de 2006

por Prenseru

26/11/2004
La Nueva España

AVILÉS

Llega el horreísmo

A los alumnos de la Escuela Superior de Arte de Asturias no les interesa mucho el hórreo, un elemento arquitectónico tan genial como simple, considerado por muchos como uno de los iconos más potentes y definidos de la región. No es un reproche -¿qué sentido tendría?- es una simple constatación. El flamante salón de actos del palacio de Camposagrado, sede de la Escuela, fue el escenario este miércoles de la presentación del I Congreso del hórreo asturiano que tendrá lugar en auditorio de Oviedo los próximos 29 y 30 de este mes. Los organizadores, entre ellos los propios actores de la presentación, Xosé Nel Navarro, Margarita Llorente Herrero y María José Valle, consideraban muy a propósito este escenario dado que precisamente se trata de unas jornadas que versarán acerca de uno de los diseños más antiguos que aún conserva Asturias, y al que muchos le confieren un importante papel en el neonato siglo XXI.

Al margen de la Virgen de Covadonga, o junto a ella, un vaso de sidra (incluso más que la propia botella) y si acaso una (grasienta) fabada, efectivamente, tal como defiende Xosé Nel Navarro, el hórreo se lleva la palma del emblema. Navarro es el autor de «L'horru, una arquiteutura del sieglo XXI», la más encendida defensa del pasado y las posibilidades de futuro de un elemento al que las autoridades y los asturianos en general prestan muy poca atención. Por ejemplo, mientras los gallegos exportan sus hórreos a Estado Unidos (no olvidemos que se trata de un mueble no de un inmueble), nosotros, los asturianos, además de que tan sólo contamos con cuatro o cinco empresas especializadas en su construcción, ni tan siquiera tenemos censados los existentes.

Las jornadas agrupan los contenidos de sus ponencias y actividades en cuatro pegollus: «El hórreo como arquitectura», «El hórreo en la historia», «El hórreo material» y «El hórreo y el turismo». Sobre estos cuatro pilares se sostendrá una completa programación de conferencias, mesas redondas, exposiciones monográficas y excursiones, en la que se darán cita «absolutamente todo aquel que tenga algo que decir sobre el hórreo».

El tema, aunque a simple vista no lo parezca, da para un congreso y para más. La prueba está en el coloquio se que estableció entre el público asistente y los organizadores de esta iniciativa, inédita en la historia reciente de la región.

El interés por el hórreo empieza por su conservación, continúa con por su historia (es la primera manifestación física del capitalismo rural, de la necesidad de almacenar, de «ahorrar» excedentes), hasta por el uso futuro. Aquí la discusión se encona entre los que ven una aberración en su transmutación en vivienda, fruto de la picaresca de quienes se «cobijaron» en él para esquivar la prohibición de urbanizar, hasta los que defienden un uso más historicista como puede ser un trastero o lo que siempre fue, la despensa de la casa anexa. Las posibilidades son infinitas.

Desde su utilización como capilla, como de hecho existe una, hasta la prestación de nuevos espacios zen, como reservados de restaurantes de alto nivel hasta pequeñas salas para practicar el yoga o la lectura, aprovechando su capacidad de aislamiento. Algunos arquitectos hablan incluso de diseñar viviendas unifamiliares que incorporen en su diseño estructural al hórreo como una dependencia más de la casa.

Otro aspecto desaprovechado es el turístico. Asturias carece de rutas de hórreos, que podrían ser un aliciente, según los mentores de este primer congreso que persigue poner un poco de orden en los objetivos que esta región podría tener con este singularísimo elemento arquitectónico como referente. Escuchando a estos entusiastas, se diría que acaba de llegar un movimiento nuevo: el horreísmo.