Archivo histórico de Ensidesa

Los planos originales de la factoría siderúrgica y de sus más destacados edificios, los planos de diversas obras de asistencia a proyectos para fomentar la construcción con acero, los libros de matrícula que dejan constancia de los miles de trabajadores que pasaron por la fábrica, el archivo fotográfico de Armán, revistas y libros sobre siderurgia, las actas de los consejos de administración, las memorias económicas de la empresa...

Artículo puesto en línea el 9 de agosto de 2009
última modificación el 16 de agosto de 2009

por Prenseru

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ANÁLISIS

Avilés y el archivo de Ensidesa

16.08.2009 -
JOSÉ MARÍA URBANO

C REO que fue en el año 2000 cuando convencí al anterior alcalde de Avilés, Santiago Rodríguez Vega, de la necesidad de que fuera personalmente a comprobar la riqueza del archivo de Ensidesa -el técnico, puesto que el social se encuentra en Llaranes, ya recuperado-, ubicado en el edificio situado en la misma parcela del Centro de Desarrollo Tecnológico, en la Avenida de Gijón. Un café en la terraza del Chiquito dio para explicarle al primer edil la oportunidad única de la que disponía esta ciudad y esta comarca: tener a su disposición edificios y un archivo único en el mundo, herencia de una Ensidesa que nació y se desarrolló en Avilés. Sólo en Avilés.

Santiago Rodríguez Vega no sólo fue a visitar el archivo, sino que vio en él la oportunidad de empezar a dar contenido a una Central Térmica que en aquel momento se vislumbraba como ese referente cultural que esta ciudad estuvo buscando durante años, como sede del Museo de la Industria. Luego, por el devenir de los hechos -los reales, no los que se siguen manipulando de forma interesada por algunos- hubo que sacrificar la Central Térmica ante la posibilidad de acoger en ese espacio un proyecto industrial multimillonario, una central de ciclo combinado, que vino de la mano de una empresa privada que, más tarde, tras obligar a la Corporación a realizar un cambio en el Plan General de Ordenación Urbana, dio, lisa y llanamente, la espantada. Es preferible no entrar en detalles.

Descartada la Central Térmica, llegó pronto la gran noticia de la inversión del Centro Niemeyer, que hoy se levanta al lado del muelle de San Agustín, y por fin Avilés encontraba ese icono del cambio que primero se había intentado con el Centro de Arte y más tarde con la Térmica.

Pero bien es cierto que por el camino se quedaron también muchas iniciativas. Entre otras, la de recuperar para la ciudad el archivo de Ensidesa. O la de convertirse en un referente en la rehabilitación del patrimonio industrial, tras pasar a formar parte del Comité Internacional de la Conservación del Patrimonio Industrial (Ticcih), de cuyos ambiciosos planes nunca más se supo, incluidas las enormes posibilidades que se hubieran abierto para aspirar a importantes subvenciones económicas de fondos europeos. Una iniciativa, por cierto, que nació en LA VOZ DE AVILÉS y asumida pronto por Rodríguez Vega.

Ahora, tras un primer intento abierto y cerrado en el pasado mes de febrero, ha vuelto a resucitarse el asunto del archivo de la antigua Ensidesa, zanjado estos días desde el equipo de Gobierno municipal con una vuelta de tuerca más, desconocida hasta el momento: el archivo fue cedido en su día al Principado -algo que sí se sabía- y éste lo depositará en el futuro Archivo Provincial, en la antigua cárcel de Oviedo, lo que constituye una novedad.

No deja de sorprender que esta información no haya trascendido hasta ahora. Lo que sí sabemos es que el actual propietario de la empresa siderúrgica no tiene el más mínimo interés por mantener ese archivo, por lo que en caso de que nadie se lo reclamase, es más que probable que todo su fondo fuera a dar a un contenedor y éste a cualquier rincón de algún emplazamiento de la multinacional.

¿Interesa el archivo de Ensidesa? Por supuesto que interesa. Es historia de esta ciudad, es el legado de una empresa que protagonizó la extraordinaria transformación de Avilés y de buena parte de Asturias, económica y socialmente. Es una ’herencia’ que permitiría un uso en doble dirección: el de un archivo para estudiosos de la siderurgia, que merecería un acuerdo con la Universidad de Oviedo; y el de un museo en el que mostrar maquetas, fotografías, películas, piezas industriales... Ensidesa sólo hubo una en el mundo y se levantó en Avilés. Ése es su valor, con ingentes cantidades de información, documentos y piezas de museo que sólo pueden encontrarse en ese archivo de la Avenida de Gijón.

Hasta ahora, nadie ha esgrimido una sola razón convincente para que ese legado tenga que salir de la ciudad o de la comarca.

Y tampoco a nadie se le ha ocurrido apuntar el primer paso que, a mi juicio, debería darse. Lakshmi Mittal es propietario de una empresa que debe buena parte de su fortaleza actual a una siderurgia española que tuvo en Avilés su raíz. Y fue Avilés la que se benefició del desarrollo de aquella compañía, pero también fue la gran perjudicada en temas medioambientales que todavía nos marcan de cara al exterior -esas Baterías de cok sólo le interesan hoy al negocio de ArcelorMittal-, y más tarde en una reconversión siderúrgica, la del 92, que destruyó miles de empleos, cerró decenas de empresas y obligó a la arcas del Estado a desembolsar más de un billón y medio de pesetas para sanear la siderurgia española.

Por lo tanto, ArcelorMittal no puede mirar para otro lado cuando se trata de atender una mínima y justa correspondencia a una ciudad que está en la historia de las ciudades siderúrgicas del mundo. No puede dilatar cuestiones como su obligada presencia en el Patronato del Centro Niemeyer. Y pienso que tampoco se le estaría planteando nada desorbitado si se le pidiera que cediera a la ciudad de Avilés su archivo y el edificio de la Avenida de Gijón que le da cobijo. Es más, debería de ser un motivo de orgullo esa cesión para una multinacional que en los últimos tiempos no se significa precisamente por atender los intereses de las personas y de los territorios.

El Ayuntamiento tiene la palabra.


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Sesenta años de historia condensados en toneladas de papel

F. L. J.

Los planos originales de la factoría siderúrgica y de sus más destacados edificios, los planos de diversas obras de asistencia a proyectos para fomentar la construcción con acero -lo cual es tanto como decir la semilla de la arquitectura modular en España-, los libros de matrícula que dejan constancia de los miles de trabajadores que pasaron por la fábrica, el archivo fotográfico de Armán, el hombre que retrató la construcción de Ensidesa, revistas y libros sobre siderurgia, las actas de los consejos de administración, las memorias económicas de la empresa... Todo esto y un sinfín de documentos más es lo que contiene el archivo histórico de Ensidesa, enriquecido durante los últimos sesenta años y ahora pendiente de que se aclare su futuro.

Aparte del material en formato de papel, el archivo también se nutre de piezas singulares relacionadas con la siderurgia: maquetas, mecanismos, trofeos, placas conmemorativas...


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El futuro de la memoria siderúrgica de la comarca

El Principado sopesa el traslado del archivo histórico de Ensidesa a la cárcel de Oviedo

La colección ocupa dos kilómetros de estanterías e incluye documentación, libros de actas, memoria social y planos, además de decenas de enseres

Francisco L. JIMÉNEZ

Avilés ya se quedó hace tres años sin Museo de la Siderurgia en beneficio de Langreo y todo apunta a que también va a perder la oportunidad de ser la sede del archivo de Ensidesa. Esto es debido a que la Consejería de Cultura del Principado sopesa el traslado del material que compone el legado documental de la empresa siderúrgica al futuro Museo Histórico de Asturias, cuya inminente apertura se prepara en la vieja cárcel de Oviedo. Los rectores de la compañía, que ahora es propiedad del magnate anglo-indio Lakshmi Mittal, ya han advertido a las autoridades regionales de que la multinacional no está por la labor de seguir haciéndose cargo de la custodia y las tareas de mantenimiento del archivo, por lo que el tiempo para tomar una decisión se agota.

Según ha podido saber este diario, el Principado considera que, dadas las circunstancias, el mejor destino posible para el legado histórico de Ensidesa es el edificio de la cárcel ovetense, donde un equipo de técnicos especializados podrá ocuparse debidamente de los documentos enseres que componen la memoria en papel de más de medio siglo de siderurgia en la comarca avilesina. Otras razones de peso que se han tenido en cuenta son la pretendida idoneidad de concentrar en el archivo regional un tipo de información que, de ir a parar a otro destino, supondría descentralizar el material, dificultando así su consulta por parte de historiadores o estudiantes, y el hecho de que desde la comarca avilesina no haya prosperado ninguna iniciativa tendente a lograr que el archivo siderúrgico se quedase «en casa».

Desde la Consejería de Cultura se trabaja con la idea de repetir la misma operación que ya se llevó a cabo cuando hace unos cinco años el Principado asumió oficialmente la custodia de la parte del archivo siderúrgico relativa a la obra social y los grupos deportivos de Ensidesa, un material que aún está guardado en uno de los edificios públicos de la plaza Mayor de Llaranes. Durante tres años una escuela taller de restauración catalogó los miles de documentos y fotografías de ese archivo. Cuando el programa formativo expiró, los papeles quedaron guardados bajo llave. Y allí siguen.

A falta de un inventario completo del archivo de Ensidesa, se estima que el mismo está compuesto por «papel» suficiente como para llenar, debidamente guardado en carpetas, unos dos kilómetros de estanterías. Sólo la parte que se custodia en la plaza Mayor de Llaranes ocupa 400 metros lineales de alacenas. A eso deben añadirse los cientos de kilos de legajos, planos, fotografías, revistas, informes, memorandos, libros de actas, etcétera, que la empresa guarda en el centro de documentación de la avenida de Gijón, al lado del laboratorio del puente Azud. Más aún: existe la constancia de abundante material disperso por el edificio de las oficinas centrales y en una subestación eléctrica, así como maquetas depositadas en un almacén y otros objetos dispersos por toda la fábrica. Amén de lo que guarda el archivo de la empresa en Gijón.