Objetivo: salvar los tejos

Resulta incongruente descubrir como el tejo pasó de ser un símbolo de justicia, verdad y respeto para decenas de generaciones, a ser maltratado y olvidado por los descendientes de quienes lo veneraban. Bajo las frondosas ramas de los tejos se creaban leyes y se impartía justicia y verdad. Eran lo más parecido a un dios terrenal, un símbolo del que todos se sentían orgullosos.

Artículo puesto en línea el 11 de diciembre de 2009
última modificación el 5 de agosto de 2021

por Prenseru

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Objetivo: salvar los tejos

Ocho expertos y la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente impulsan una campaña para proteger los árboles monumentales, como el de Abamia y el de Caravia Baja

Foto: Uno de los tres tejos de la iglesia de Santa Eulalia de Abamia. Fotos de la noticia LÓPEZ DE ARENOSA LÓPEZ DE ARENOSA Caravia Baja,

Bárbara MORÁN

Resulta incongruente descubrir como el tejo pasó de ser un símbolo de justicia, verdad y respeto para decenas de generaciones, a ser maltratado y olvidado por los descendientes de quienes lo veneraban. Bajo las frondosas ramas de los tejos se creaban leyes y se impartía justicia y verdad. Eran lo más parecido a un dios terrenal, un símbolo del que todos se sentían orgullosos. Pero poco pareció importar a las generaciones posteriores todo este culto y respeto que los antepasados profesaron a estos monumentales árboles, ya que la realidad actual revela datos tan drásticos como que más del cincuenta por ciento de los tejos que hay en Asturias en lugares de culto están dañados.

Con el noble fin de evitar la devaluación y el maltrato que los tejos llevan sufriendo en los últimos años -en la comarca oriental hay ejemplos recientes, como lo sucedido con los tres ejemplares centenarios de la iglesia románica de Abamia en Corao-, un grupo de expertos ha impulsado, junto a la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, un «observatorio de árboles monumentales». Es una campaña nacional, con la que pretenden concienciar a la ciudadanía y devolver a estos majestuosos seres vivos el respeto y la consideración que tuvieron durante siglos.

Ignacio Abella, Emilio Blanco, José Manuel Alcañiz, José Moya, José Plumed, Mariano Sánchez, Bernabé Moya, César Javier Palacios y la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente son las cabezas pensantes de esta iniciativa. Durante estos días, los alcaldes pedáneos, regidores de concejos y párrocos de aquellos pueblos en los que un texu, como se denomina en Asturias a este árbol, forma parte del conjunto histórico de sus iglesias, recibirán todo el material que esta iniciativa ha creado para alcanzar su fin: un reconocimiento a este patrimonio vital que son los árboles monumentales, y su protección, cuidado y conservación.

«Reivindicamos el valor didáctico de estos árboles, con el fin de crear conciencia y respeto hacia este patrimonio, que tristemente está sufriendo, en muchos casos, un deterioro constante», destacó ayer Ignacio Abella a los pies del majestuoso tejo de la iglesia de Santiago, en Caravia Baja.

Abella reivindicó que tras siglos de «profundo respeto», los árboles monumentales, con los tejos como símbolo principal, han sufrido en los últimos tiempos el abandono. Una situación que es «de justicia» intentar «derrotar», promoviendo su valor histórico, como símbolos de paisaje y del paisanaje que representan», dijo el naturalista.

Para lograr sus objetivos, los impulsores de la campaña han elaborado un manual de buenas prácticas, que detalla las actuaciones que no deben realizarse a los pies de un árbol monumental. Ejemplos: nunca se debe acumular tierra junto al tronco de un tejo, ni se debe hacer un hoyo a escasos metros del tronco, ya que puede secarse. Éstas son sólo algunos de los errores que tristemente se han cometido con ejemplares tan emblemáticos como los de Santa Eulalia de Abamia y que, a pesar de no manifestarse de forma inmediata, pueden matar al árbol al cabo de los años.

«Este material se envía a los curas y alcaldes de todo el norte peninsular donde la cultura del tejo está implantada y donde existen ejemplares notables», explicó Abella, al tiempo que recordó que son un patrimonio que debe respetarse por lo que representan. «Las administraciones son las primeras que deben de tener claro este concepto y velar porque se cumpla», apuntó Abella, mientras añadió que el valor de un tejo es «equiparable» al del arte prerrománico. «Son legados de la historia, símbolos que debemos cuidar como hicieron nuestros antepasados», subrayó.

Winston Churchill dijo que «cuanto más atrás puedas mirar, más adelante verás», una sabia frase con la que Abella encabeza la introducción de su último libro, «La cultura del tejo, esplendor y decadencia de un patrimonio vital». Su publicación llega en el momento más oportuno.