Esta ermita está situada en el caserío de El Portalgo (Parroquia de Cancienes), en el borde del acantilado denominado Peña Corvera.

Aunque su planta, algún elemento constructivo (la bóveda de medio cañón del ábside) y su difícil y simbólico emplazamiento (junto a una pequeña cueva y en el lugar que ya desde el s. XIII da nombre al concejo de Corvera) pueden hacer suponer que se trata de un edificio de origen muy antiguo, lo cierto es que las noticias documentales nos indican que fue fundada o construida por Martín de Bango, señor de la Casa de Bango, por encargo de su hermano Alonso de Nomparte, canónigo de Santiago de Compostela, hacia 1550-65, heredando su patronato Fernando I de Bango, hijo primogénito de Martín Bango, y sus sucesores, a partir de 1577. Los Bango nombraban a los capellanes de esta ermita entre sus familiares y allegados, y así, hasta 1725 fueron capellanes de ella Lope de Miranda, párroco de Cancienes, y los presbíteros Pedro Menéndez Valdés, Juan Fernández Villar, Domingo de Bango y Francisco González de Valdés Rionda.

Según una leyenda popular, el apelativo "de la Consolación" proviene de una aparición de la Virgen a una tal Josefa Villar de Bances, vecina de Sabugo (Avilés), y a su hija, que regresaban de adorar las reliquias de la catedral de Oviedo; al salir de Nubledo hacia Avilés, ya de noche, la niña se asustó ante la oscuridad y la aspereza del paisaje, y entonces, al pasar frente a la ermita, la Virgen se apareció para consolarla. Sin embargo, parecer ser que la ermita lleva su apelativo y advocación ya desde su fundación por Martín de Bango y Alonso Nomparte.

Por lo que respecta al edificio, su fábrica data del s. XVI, con alguna reforma del s. XIX.

La planta consta de un porche (situado en la fachada frontal), una nave, un ábside de planta cuadrada, y una pequeña sacristía (situada a la izquierda del ábside).

El porche presenta techumbre de madera sostenida por un machón a la izquierda y por un pilar a la derecha; al parecer, este pilar procede de un antiguo crucero de piedra que hubo próximo a la ermita. En su interior alberga la portada que da acceso a la nave; dicha portada es de arco de medio punto y está formada por largas dovelas sin decorar, según el gusto vigente entre los s. XV-XVI (y que en esta época, ya bien avanzado el s. XVI, comenzaba a ser un arcaísmo notable).

La nave ofrece asimismo techumbre de madera. En ella hay un púlpito y, sobre la portada, una pequeña tribuna apoyada sobre una viga de madera rematada en un capitel de zapata. En el suelo se halla la tumba de Nicolás Fernández Blanco y Alas, heredero y sucesor de la Casa de Bango, con la siguiente inscripción: "AQUÍ YACEN LAS CENIZAS DE / DN NICOLÁS FZ BLANCO / Y ALAS, / QUE FALLECIÓ A LA EDAD DE / 65 AÑOS, EL DÍA 11 DE MARZO DE / 1884, Y ESTA SEPULTADO / EN ESTA CAPILLA. / R.Q.I.P.". El ábside presenta cubierta de bóveda de medio cañón, si bien el revestimiento exterior de los muros parece sugerir que esta cubierta fue algo reelevada con posterioridad a su construcción inicial. El ábside se halla separado de la nave mediante un arco de medio punto decorado con molduras que arrancan directamente desde el suelo (y semejante, por tanto, al existente en la iglesia de Solís), y está presidido por un retablo moderno.

La sacristía fue añadida hacia el s. XIX. Está construida con fábrica de ladrillo en los muros y de sillar en torno a su única ventana, y presenta cubierta adintelada.

Por lo demás, solo cabría destacar las molduras que decoran la espadaña (en la fachada frontal) y los aleros del tejado, y las saeteras que iluminan el ábside y la nave.

Próximas a la ermita hubo una casa de novenas (destinada a ciertas oraciones) y dos cruceros de piedra, actualmente desaparecidos.