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Recorrido por la historia del concejo
El historiador Nicolás Alonso plantea un viaje por el concejo a través de sus yacimientos, con especial hincapié en Bañugues
01.05.2014 | 01:27
Foto: Nicolás Alonso, ayer, minutos antes de su intervención en el acto de ayer en el centro de mayores de Luanco. Mara Villamuza
Luanco, Illán GARCÍA
El arqueólogo Nicolás Alonso Rodríguez se subió al estrado del salón de actos del centro de mayores con una idea clara: "Tenemos que conocer nuestro patrimonio". Con esa premisa, este historiador natural de Bañugues planteó un viaje por el concejo a través de los yacimientos más notables de Gozón, desde Nieva hasta Aramar, haciendo especial hincapié en su parroquia natal.
"Pretendo dar una serie de pinceladas para primero conocer nuestro patrimonio como parte previa a su estudio y puesta en valor para, posteriormente, plantear la posibilidad de que estos elementos arqueológicos puedan servir como una vía de desarrollo económico", explicó Nicolas Alonso momentos antes de comenzar este acto organizado por el centro de mayores de Luanco.
El arqueólogo hizo un repaso de la historia de los yacimientos por orden cronológico, desde la etapa prehistórica en la rasa costera del concejo. Se detuvo, por momentos, en la etapa asturiense y en la cultura castreña ejemplificada en cuatro espacios: El Cantu la Figal, Garabetales, El Cuerno y El Castiellu. "El Castiellu es un yacimiento que nunca se excavó y tiene grandes posibilidades, cuenta con fosos, murallas y varios restos arqueológicos como fíbulas, que son como hebillas utilizadas para la ropa. Esa era una zona donde se hacía cerámica y había vinculaciones con la metalurgia", destacó el historiador local.
El valle de Heres y la ensenada de Bañugues, donde se halla el cementerio medieval erosionado por la acción del mar, centraron buena parte de la conferencia. Alonso describió la evolución de las dos parroquias, desde la época medieval con sus naufragios como el del Corviru. El arqueólogo presentó además documentación sobre la iglesia que se ocupaba junto al cementerio medieval de la ensenada. "Se trataba de una nave única con bóveda, campanario y una cimentación potente, que tuvo que ser trasladada en el siglo XIX por la erosión del mar", indicó Alonso para demostrar que la acción del mar ya afectaba al cementerio medieval hace más de doscientos años. Desde hace meses, los vecinos siguen esperando por una decisión de la consejería de Cultura para construir un muro de protección en la zona donde se hallaba el templo y el cementerio anexo para así evitar el desprendimiento de más restos óseos humanos.