Avilés visto por Antonio Pérez y Pimentel (1925)
Artículo puesto en línea el 26 de enero de 2009
última modificación el 23 de abril de 2013

AVILES

Avilés visto por Antonio Pérez y Pimentel (1925)

http://www.elcomercio.es/gijon/20090126/aviles/aviles-visto-antonio-perez-20090126.html

Foto: Llegada del tranvía eléctrico el 2 de enero de 1921. / A. NARDO VILLABOY
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ANTONIO PÉREZ Y PIMENTEL , que solía firmar sus obras como el doctor Antonio Pérez y Pimentel, nació en La Habana (Cuba) en el año 1871. Tras cursar el Bachillerato en el Instituto de Murcia, se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada el 22 de junio de 1893.

Posteriormente, en 1908 se doctoró con premio extraordinario por la Universidad de Madrid. Según el único biógrafo de este autor que he podido consultar, Raúl Prado González (’Gran Enciclopedia Asturiana’, tomo 11), en 1898 ganó por oposición el puesto de catedrático de Lengua Francesa, y tomó posesión del mismo en el Instituto Jovellanos de Gijón. Sin embargo, este hecho debió de producirse años después, a juzgar por las palabras del propio Pérez y Pimentel, que precisamente hablando de Avilés asegura: ’. de mi cariño a la noble Asturias, a la que por azares del Destino, vine en las postrimerías de mi vida’.

Cautivado por la belleza de esta región, se dedica a viajar para conocerla y se involucra activamente en la propagación de sus posibilidades turísticas. Así, como miembro de honor de los Comités Asturianos de Turismo, pronunció en el Círculo de Artesanos de Arriendas, el 11 de octubre de 1925, la conferencia titulada ’Lo que puede hacer Asturias por el Turismo’. Tras una excursión realizada al Fito, en la sierra del Sueve, se empeñó en la construcción en aquel privilegiado lugar de un mirador, desde el que se pudieran disfrutar espléndidas panorámicas de la costa cantábrica, de los valles interiores y de los Picos de Europa. Para ello, logró la colaboración de numerosas personas y sociedades, tales como la Fábrica de Moreda de Gijón, el Ferrocarril de Langreo, Tudela Veguín y otras muchas. El atrevido proyecto fue dirigido por el ingeniero José María Sánchez del Vallado y, tras las pruebas de resistencia, el mirador (que aún sigue en funcionamiento) fue inaugurado en agosto de 1927.

Toda la obra literaria de Pérez y Pimentel está dedicada a dar a conocer las bellezas de la región asturiana: ’Quince días en Asturias’ (1925); ’Asturias, paraíso del turista’ (1925); ’El mirador del Fito’ (1927); ’Itinerario de Gijón a Santander, por la costa’; ’Recuerdo de Oviedo’; ’Itinerario de Gijón a Covadonga’, etc.

Cuando se encontraba enfrascado en el proyecto de dotar al mirador del Fito con un ’orientador’ que permitiera al turista identificar los principales accidentes Geográficos que desde él se pueden contemplar, falleció en Madrid el 30 de junio de 1930.

’Asturias, paraíso del turismo’

Con este título publicó en 1925 Pérez y Pimentel su obra principal. Se trata de un apasionado recorrido por Asturias, dividido en tres partes: la primera, dedicada a las vías de comunicación, los centros de turismo, la naturaleza y el trabajo del hombre; la segunda, a Covadonga y los Picos de Europa; y la tercera, a las poblaciones importantes. El libro está dedicado al príncipe de Asturias, Alfonso de Borbón y Battemberg, en recuerdo de su primera visita a Gijón, y cuenta con abundantes ilustraciones de los mejores fotógrafos asturianos.

Avilés ocupa las páginas 1 a 16 de la tercera parte, y todas las fotografías (excepto una de Vinck) son de J. Espolita, destacado fotógrafo avilesino miembro de la conocida familia de pintores de ese apellido.

Salinas y Avilés

Según Pérez y Pimentel, «Salinas, la playa de Avilés, es una de las mejores de Asturias; la más extensa, pues mide 4 Km. Hay una colonia veraniega numerosa, de avilesinos, ovetenses y asturianos residentes en la corte que, siempre los mismos y con gran constancia, han transformado en veinte años el humilde rincón en una playa de moda, con su Real Club Náutico, su tranvía eléctrico y hoteles que, sobre todo por los precios, igualan a los de más encumbrados lugares».

«Hace muchos años las colonias escolares hallan en sus pinares y en sus brisas marinas, tesoros de salud que les permiten resistir durante el invierno, las antihigiénicas condiciones de los estrechos locales de sus escuelas».

«Las fiestas de Club llevan a su salón nutrida concurrencia juvenil, de Avilés, Oviedo, Gijón, Pravia, La Arena. Durante el día, la comodidad es la norma en el vestir; la sencillez es la nota dominante».

De la villa avilesina escribe el autor: «Avilés guarda cuidadosa las reliquias del pasado; Avilés conserva con cariño las heredadas joyas; San Nicolás, San Francisco, Baragaña, los Alas, Galiana, El Rivero, Sabugo».

«Las anchas y numerosas plazas, las estrechas rúas, de antiguos soportales amparadores de la lluvia invernal, que, en las cálidas horas estivales, dejan en dulce penumbra los talleres llenos de hadas de la aguja, y de noche aumentan el misterioso encanto de los amorosos coloquios, nos hablan elocuentemente de una vida deliciosa en que todos eran hermanos. pues esa es la característica de Avilés. Avilés desliza su vida, sonriente, plácida, tranquila, inalterable. Todos son vecinos, amigos, hermanos. ».

Destaca, como otros autores, la belleza de las mujeres avilesinas, que «inspiró a Campoamor este pareado: Como el milagro de tu tía Andrea / que es de Avilés y sin embargo es fea». Seguidamente, Pérez y Pimentel hace un detallado repaso de los edificios notables de Avilés y también de los hijos ilustres de la villa.

Y continúa diciendo: «El turista ve en Avilés una villa limpia, de cuidadas calles, edificios modernos que hacen resaltar los antiguos. Hoteles dignos de una ciudad de primer orden; el Gran Hotel, próximo a transformarse en Tea-room, Brasserie, Casino y Café-Restaurant, magnífico Hospital, pregón de la caridad avilesina; grandioso Teatro Palacio Valdés, heraldo de la cultura del pueblo que lo erigió; Escuela de Artes y Oficios, Colegios de 2ª Enseñanza, numerosas escuelas, testimonio del amor a la enseñanza que siempre tuvo (. )».

«Sus Parques, Muelles, Fábricas, Almacenes, Imprentas, Periódicos, Hoteles, Fondas, Casinos, Tranvías de Vapor y Eléctrico, Garages, Bazares, Bancos, muestran que Avilés, sin olvidar su glorioso pretérito, sabe vivir su presente y no descuida su futuro».