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Reencuentro del Llaranes de antes
Foto de familia de los vecinos y exvecinos del Llaranes de antes de Ensidesa que se reencontraron ayer en el barrio. / MARIETA
Antiguos vecinos recordaron ayer la «aldea» en la que crecieron antes de que Ensidesa cambiara la fisonomía del poblado
CRISTINA DEL RÍO
_ AVILÉS
20 agosto 2016 08:45
Era un Llaranes mucho más pequeño, con grandes praderas salpicadas por caserías y en el que las familias se conocían por motes. Era el Llaranes previo a la industrialización, a la llegada de una Ensidesa que cambió la fisonomía de una «aldea» en la que se conocían todos los vecinos por el nombre y en el que no se cerraban las puertas de las casas. Con alguna nota de nostalgia, pero sobre todo mucha alegría, una veintena de vecinos y exvecinos del poblado se reunieron ayer en una cafetería de la Plaza Mayor del barrio para celebrar lo que pudieron disfrutar de niños y sorprenderse con la foto de la primera promoción escolar del barrio, en la que estaban muchas de las presentes, llevada por Covadonga Vega, presidenta de La Foz del Pielgu y promotora de la iniciativa. «Con esta reunión queremos que no se pierda lo que fue Llaranes de arriba y de abaxo, porque no sé quién nos puso lo de Llaranes ’viejo’», explicó.
A la convocatoria respondió en primer lugar su familia, su tío y su hermano, Francisco Vega, y ’los del Monte’ y ’los de La Grandiella’, ’los de Angelón’ y los de ’Ramona La de Heros’, los nietos de’ María La Castellana’, María Jesús ’la de la ferretería’ y Luz y a Cuca de ’Ca’ Ginio’. «Y el año que viene queremos que vengan más», anunció la promotora.
Las hermanas María Luz y Ángela María García Bango, herederas del cine de Llaranes que fundó su padre y todavía vecinas del barrio, confirmaron su intención de continuar en Llaranes «hasta que nos muramos a no ser que venga una expropiación», una palabra en el ADN del poblado actual. «Primero vinieron las de Ensidesa, luego las de la autopista, después las del gas y otra vez la autopista», explicó su prima, María Jesús Bango, que regentó una tienda durante veinte años y que, finalmente, desprovista de sus propiedades trasladó su residencia a Avilés. «Fue muy injusto, se podía haber hecho de otra forma», afirmó. La cuarta prima que asistió a la convocatoria, María Victoria, vive en Prendes «pero sigo viniendo al economato, aunque ahora se llame de otra forma».
María Isabel Fernández y su marido Masolino Fernández recordaron cuando la marea subía y la ría se juntaba con el río Arlós a la altura del sanatorio y allí aprendieron a nadar los críos del barrio. «¡Había una cantidad de pescado! Almejas y lubinas que aspiramos a que vuelvan. ¡A ver si empieza a funcionar ese emisario submarino!», reivindicaron. Pese a lo que se perdió, siguen alabando la belleza de un Llaranes en el que también vivieron María Antonia Cernuda y Pilar Álvarez, ambas vecinas en la actualidad de Avilés.