Martinete de Villalegre
Artículo puesto en línea el 25 de enero de 2006
última modificación el 28 de abril de 2022

por Jesús Antonio González Calle

El CEAG inaugura la colección Patrimonio[s] con un libro sobre el martinete del Castañedo de Zaldúa.

García-Maribona presenta un trabajo de doscientas páginas ilustrado con numeroso material gráfico. La estructura del libro, que está prologado por la catedrática y cronista oficial de Avilés María Josefa Sanz Fuentes, introduce numerosa terminología específica definida en un glosario final. Establece, igualmente, un contexto general para situar otras cobrerías del entorno para concluir en el análisis profundo de la que nos ocupa: la del Castañedo de Zaldúa.

https://www.alfozdegauzon.com/post/el-ceag-inaugura-la-colecci%C3%B3n-patrimonio-s-con-un-libro-sobre-el-martinete-del-casta%C3%B1edo-de-zald%C3%BAa


Conferencia de Jesús Antonio González Calle en el Club Popular de Cultura de Llaranes, Miércoles 25 de Enero, 19:00 horas.

El Martinete de Villalegre: una manufactura industrial avilesina en los Siglos XVIII-XIX

Dibujo esquemático del martinete de Villalegre

El martinete de Villalegre constituyó una singular experiencia industrial en el Avilés de la Edad Moderna que pretendió canalizar el tradicional trabajo de los artesanos caldereros de Avilés y Miranda hacia métodos de producción y comercialización más efectivos. Durante su mejor época, desde su fundación en 1755 hasta mediados del siglo XIX, buena parte de la economía de Avilés llegó a girar en torno a los productos semielaborados que salían de su fragua.

José Manuel Feito Álvarez, en alguno de sus escritos, ha hablado simbólicamente pero con gran acierto de una verdadera "Edad del Cobre" vinculada a éste y otros martinetes, que habría marcado la historia avilesina antes de llegar a la "Edad del Hierro" representada en el siglo XX por ENSIDESA y otras grandes empresas siderometalúrgicas. Las similitudes entre una época y otra no dejan de ser sugerentes, en tanto que el martinete de cobre de Villalegre también tuvo que afrontar su propia reconversión, al irse quedando anticuado y perder competitividad; y lo que es más dramático, sin poder finalmente renovarse y salir a flote. El martinete se cerró, cayó en el olvido e incluso fue en buena parte arrasado sin grandes contemplaciones por parte de planes urbanísticos más o menos recientes.

Es innegable que, además de la significación económica que tuvo en una época para el conjunto del concejo de Avilés y sus cercanías, el martinete o cobrería que analizamos fue una de las señas de identidad histórica más claras de la actual parroquia de Villalegre, y de hecho, constituía un singular e interesante conjunto que combinaba el interés etnográfico del martinete propiamente dicho con el artístico de su casona y capilla. Por desgracia, como tantos otros ejemplos arquitectónicos de Villalegre y los vecinos barrios del concejo de Corvera, dicho conjunto fue seria e irremediablemente mutilado debido a decisiones urbanísticas absurdas cuando se demolió la parte artística (casona y capilla) para integrar su solar en un colegio vecino.

Con todo, del martinete siguen quedando aún restos significativos, precisamente los del taller que tanto trabajo generó para los avilesinos de la villa y de las aldeas. Es lo que nos queda por salvar, por preservar una parte importante de nuestra memoria histórica. Y como este martinete, otros tantos establecimientos artesanales o semi-industriales que hay que recuperar para la Historia local y regional. Todavía estamos a tiempo.

Fachada oriental del martinete de Villalegre
Entre las berzas se aprecian las bocas del horno tapiadas.

Artículo "Fábrica y palacio del Martinete" en el blog "Pueblo de Llaranes" http://pueblollaranes.wordpress.com

Fábrica y palacio del Martinete

El Martinete, ubicado en lo que hoy son las canchas de deporte del Colegio Público Apolinar García Hevia, fue la metalurgia del cobre hace 300 años en Avilés, motor de la economía municipal y proveedor de la materia básica para que los caldereros remendones y tratantes remataran definitivamente las piezas de valor que pasaban al mercado local, regional y nacional: calderos, ollas, potas, alambiqueros, etc.

Estos caldereros trabajaban fundamentalmente en el Vidriero, Miranda y la calle la Ferrería.

PRIMERA ETAPA

En 1700 está datado el martinete de Solís, con 119 caldereros en 1753.
Diego Benito Gutiérrez, tratante del cobre, compra, en el año 1755, una propiedad en Villalegre para habilitarla como martinete, ubicada entre el Castañedo y La Espina, y que consta de una casa con pajar, un molino harinero y ½ Ha. para cultivo.

Su instalación sigue el modelo de las fábricas vascas.

Inicialmente parece que pasa por serias dificultades debido a los gastos originados por la construcción del martinete, al pago de los impuestos y al poco caudal del río.

Sin embargo los datos parece que no se ajustan a la realidad y que más bien tendían a evadir el pago de impuestos, porque Diego Benito Gutiérrez construye el Palacio del Martinete, la capilla anexa, con pomposo escudo en la fachada principal, y el martinete como tal, con la ñora y los cazos para hacer funcionar el mazo.

El escudo de Diego Benito es el que está colocado sobre la fuente de los caños a la entrada de la calle La Fruta, en Avilés.

En 1761 tiene 12 obreros en plantilla y 13 en 1771, mano de obra cualificada, de condición hidalga y de origen vasco o de los expertos caldereros de Miranda.

Inicialmente se abastece con la materia prima de Perú y Chile, pero se trata de un cobre agrio, frágil y poco maleable.

Posteriormente adquiere el cobre en el Norte de Alemania, Hamburgo, de mejor calidad.

El carbón vegetal procede de los montes de Corvera.

SEGUNDA ETAPA

Juan Antonio Muñiz Lorenzana, párroco de Corvera, describe la realidad del cobre:

La Revolución Francesa corta el suministro del cobre procedente de Hamburgo por lo que es necesario volver a usar el de las colonias, Perú y Chile, más barato dado que no hay que pagar impuestos de importación, pero, a causa de su mala calidad es necesario adaptarlo, calcinarlo previamente y someterlo a un proceso de reverberación, para convertirlo en maleable.

Se construyen dos hornos de reverberación, con 10 operarios.

En 1819 adquiere la propiedad Pantaleón Carreño.

Se incorporan a la producción importantes armadores y comerciantes vascos: Zaldúa y Legorburu.

Con la independencia de las Colonias es necesario adquirir la materia prima en el país vasco, llegando a producirse 28 Tm. anuales, lo que significa un notable aumento.

La época de mayor esplendor es la correspondiente al período transcurrido entre 1814 y 1850.

Aparecen ligados al Martinete del Río Arlós apellidos como Solís, Legorburu, Pantaleón Carreño (que fue alcalde de Avilés), Rodríguez de la Flor y Adriano Troncoso.

En 1845 desaparece el martinete de Solís y queda sólo el de Villalegre.
Madoz describe tres oficinas:

 Dos hornos de refrigerado.
 1 fragua
 1 de acabado.

Todos ellos se entienden como talleres independientes del propio martinete.
En 1833 estallan las Guerras Carlistas por lo que la materia prima hay que buscarla en Asturias, Galicia y León, y hacia estos lugares se dirige especialmente la exportación.

En 1839 tiene un beneficio anual de 200.000 reales porque la mitad del comercio avilesino está relacionado con el cobre.

TERCERA ETAPA

A partir de 1857 los herederos tienen menor empleo en el martinete y se orientan más a profesiones liberales.

Siguen apareciendo apellidos ilustres relacionados con el martinete: Arenas, Carvajal y Fernando Carreño, médico que en 1875 usa la mansión como residencia de verano.

Residencia cerrada con muro de mampostería, y cuya fachada principal miraba hacia el Este, con amplio camino franqueado por árboles ornamentales y frutales desde el portón hasta la entrada de la casa.

La guerra civil destruyó parte de la capilla anexa, y por último, el campo de deportes del Colegio público Apolinar García Hevia ocupó el espacio del Martinete.

Queda en pie una casa con algunos vestigios originales y el recuerdo para siempre en la Avenida del Martinete.

Texto extraído de la página web de la parroquia de Llaranes, que a su vez, es un extracto de la conferencia dada por el profesor Jesús Ángel González Calle en el Club Popular de Cultura en enero de 2006 sobre el Martinete.